Jet Lag es el nombre de un trastorno sufrido por viajeros y que es causa una desequilibrio en el reloj interno. Se pierde la relación natural entre las horas de sueño y las de vigilia, producto de los cambios de husos horarios a lo largo de un viaje donde se han recorrido grandes distancias.
Entre sus síntomas más comunes se encuentran la fatiga, la apatía, los problemas digestivos, la irritabilidad y trastornos de la memoria. Todos estos malestares pueden arruinar en parte o completo un viaje, es por ello que es aconsejable tomar unas medidas que eviten que el Jet Lag surja.
La primer medida es cambiar la hora de vuestro reloj aún antes de despegar el avión. Se debe averiguar qué hora es en la ciudad de destino y coordinar el reloj con ella. De esta forma al llegar, el cambio ya se habrá producido sin siquiera notarlo.
La segunda medida es tomar un vaso de agua por hora. De esta forma el cuerpo se mantiene suficientemente hidratado, evitando la pérdida de líquido causada por los cambios de presión de los viajes en los aviones. Esto dificulta la aparición de fatiga y de irritabilidad.
El tercer consejo es no dormir durante el día. Aunque lleguéis cansados no es aconsejable tomar una siesta en el destino durante el día, ya que el reloj interno no se acostumbrará al nuevo huso horario, e internará mantener los ciclos de sueño y vigilia del lugar de partida.
Por último os recomendamos tomar un baño relajante antes de dormir en la noche. De esta forma el cuerpo se preparará para el descanso y será más fácil dormir, así como acostumbrarse al horario diferente.
Esperamos que los consejos hayan sido de utilidad y que compartáis vuestras experiencias de viaje con nosotros.