Hoy os invitamos a visitar uno de los castillos más maravillosos de toda Europa. Como bien suele conocerse a Europa como «el viejo continente», este castillo junto a otros, lo convierten en toda una buena propuesta para el turismo. Nos referimos al château de Chenonceau (castillo de Chenonceau), el cual también es mundialmente conocido como el Castillo de las damas (Château des dames), por haber sido siempre controlado por ellas.
Esta joya de la arquitectura tiene un estilo residencial del siglo XVI y se encuentra ubicado en la comuna francesa de Chenonceaux, en el departamento de Indre-et-Loire. El castillo de Chenonceau forma parte de una serie de castillos, los cuales se conocen como castillo del Loira. Si bien es de propiedad privada, es el Monumento Histórico más visitado de Francia y se caracteriza por sus hermosísimos jardines, su parque y su gran plantación de uvas.
Anteriormente, en su lugar existió otro de estos recintos al cual este sustituyó, convirtiéndose en una enorme pieza de arte, de la cual es país galo puede estar más que orgulloso. Según los historiadores, la primera vez que se hace mención sobre el Chenonceau corresponde al siglo XI, mientras que entre los siglos XIII y XV se registró la presencia de una residencia feudal, perteneciente a la familia Marques. El castillo actual tiene una vista privilegiada, en el cauce del río Cher, en parte sobre los pilares de un molino fortificado, y por otra parte en el lugar donde estaba el anterior castillo, que se había comprado a la familia de los Marques.
Sobreviviendo las dos guerras mundiales, el château de Chenonceau fue, durante la Primera Guerra Mundial un hospital militar, como tantos otros castillos añejos; mientras que en lo que duró la Segunda Guerra Mundial se encontraba en el límite entre lo que era la zona ocupada por los alemanes y otra parte en la llamada Zona libre, la cual estaba controlada por el gobierno de la Francia de Vichy.
Con respecto a su arquitectura, este castillo francés está compuesto por dos coloridos jardines priuncipales: El jardín de Diana de Poitiers y el jardín de Catalina de Médicis, los dos ubicados al lado de la Tour des Marques, lo único que aún se mantiene en pie de la primera de las edificiaciones. En cuanto a las flores de ambos jardines se renuevan cada primavera y verano. Estas requieren la plantación de unas 130 mil plantas, las cuales son cultivadas en el propio huerto del terreno.
De estos dos, el más conocido es el Diana de Poitiers. Para acceder a él se debe cruzar la Cancillería o casa del Regidor, que se erigió en el siglo XVI. Al final de ella se encuentra un embarcadero cubierto por una viña, siendo este el camino ideal para pasear por el pintoresco río Cher. En el centro del Diana de Poitiers se sitúa un surtidor de agua muy decorativo, cuya agua nace de una piedra gruesa tallada hacia un receptáculo pentagonal de piedra blanca.
Por otra parte, el jardín de Catalina de Médicis está hacia el oeste del castillo y responde a una concepción mucho más intimista. Ha sido construido en torno al tanque del centro, mientras que a sus alrededores posee un foso que subsiste gracias a las aguas del Cher. Este foso actúa como límite del jardín, hacia su sector este.
Un frondoso muro de yedra delimita al Catalina de Médicis hacia el norte, quedando de este modo un conjunto de cinco paneles de césped, los cuales están agrupados alrededor del estanque central, con la decoración de unas delicadas lavandas.
También se puede visitar una granja construida en el siglo XVI y restaurada a finales de siglo XX, además del jardín verde, Orangerie, diseñado por Bernard Palissy, en el cual se ubican árboles enormes y mucho césped.
Esperamos que este castillo sea elegido por nuestros lectores amantes de los viajes y que nos contéis qué os ha parecido. Para nosotros, este es uno de los destinos recomendados no solo para 2011, sino que para cualquier etapa de la vida.
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